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to de encuentro para imaginarios viajeros

Yolanda Wood

Las sublimes paradojas del viaje crean la posibilidad, siempre esperada, del punto de encuentro, lugar donde culmina un trayecto y se avizora el diálogo
fecundo con la otra parte. Ese punto en el camino se revela abierto para itinerarios futuros. París fue así a través del tiempo, un sitio de convergencias para
propiciar las conexiones. Allí el mundo artístico confluyó para originar los más excitantes intercambios creativos. París sigue siendo lugar de todos los tiempos,
y así ocurre ahora en este espacio galerístico de experimentación visual con un nombre que define su propia vocación expositiva: Intemporel. En ese lugar de
l´intemporalité artistique, se encuentran artistas provenientes de latitudes diversas con experiencias culturales también distintas, la muestra es para el disfrute
del acto de creación.

Todos los artistas y las obras son portadores de imaginarios viajeros, llegados al punto de encuentro desde otro lugar. Y en ese territorio artístico que vive
su propio tiempo, esta muestra propone una plática original y necesaria a la contemporaneidad, la de los disimiles discursos que emergen al reunir artistas
de las Antillas y de Cataluña, todos mediterráneos, es decir, de países bañados por un mar en medio de la tierra. Unos desde el americano proverbialmente
identificado como Caribe y otros desde el legendario europeo, de tantas historias antiguas y presentes. Muestra poco usual que no busca distinciones por esos
orígenes geográficos sino presentar a los artistas en su individualidad y en lo que es inherente al arte, lo humanamente común de su sensibilidad creadora.

Las obras cubren un lapso temporal extenso y un universo de referencias más extenso aún. En ellas intervienen múltiples impresiones y reflexiones que afilia-
das –en mayor o menor medida a su contexto – en todos los casos lo superan, pues como arte al fin se escapa de todo encerramiento, se internacionaliza, se
va y regresa. En justamente en esa cualidad que el arte refiere donde se sitúa el punto de encuentro que esta muestra propone, un lugar común más allá de
escuelas, tendencias y estilos integradores , tampoco se trata de un tema o un motivo de selección. Artistas nacidos antes o después de la segunda mitad del
siglo XX, obras posteriores y más recientes, de maestros, consagrados y noveles. Una exposición para apreciar lo que es propio a los artistas, sus imaginarios,
viajeros todos en esta ocasión.

Contrastan sin embargo los medios y los lenguajes. Una colección de grabados, con una variedad de técnicas, distingue la presencia catalana, entre ellos artis-
tas emblemáticos del arte del pasado siglo, como Miró, Dalí y Tapies, expuestos en l´Intemporel junto a todos los otros que están allí. Ese rompimiento del aura
de una historia del arte enfática sobre figuras y estilos que aporta este proyecto curatorial-expositivo, se diría un tributo para superar las distancias críticas entre
los que aún no estaban cuando ellos ya eran y los que son ahora cuando ya ellos no están. Esa dimensión transgresora de los tiempos y los espacios, construye
un discurso desjerarquizado y de mayor transversalidad en lo artístico, al poner en valor a los creadores de latitudes-otras, ya sean continentales europeas o
insulares caribeñas, con quienes se resitúan los márgenes periféricos de una cartografía cultural hegemónica desde la que se escribió una Historia del Arte,
también enfática y con mayúsculas.

En su diversidad, la muestra es a la vez reveladora de un cambio de sensibilidad que se operó en lo artístico para abrir los caminos al arte contemporáneo
después de la segunda mitad del pasado siglo, de la que Miró, Dalí y Tapies fueron fundadores y protagonistas. Tanto el surrealismo como la abstracción fueron
esenciales a las nuevas orientaciones del arte en los centros del poder simbólico y en los espacios periféricos que revelaban un desfasaje histórico-artístico en
sus procesos de creación, como ocurrió en las islas del Mar Caribe, bien que los artistas residieran en sus países de origen o en sus diásporas.

Fue sobretodo el abstraccionismo, no de principios del siglo XX –que poco o casi nada interesó a los artistas caribeños por lo mismo antes indicado -, sino los
efectos renovadores del arte povera e informalista, los que inauguraron un cambio de paradigma estético y de instrumental crítico-artístico, al poner en valor la
máxima libertad de la subjetividad creadora en el manejo de los recursos plásticos. Un universo se abrió ante los artistas al comprender que la realidad podía ser
creada más que representada y que el valor sensible de la superficie podía hacerla receptora de nuevas alternativas plásticas y comunicativas. El efecto fue de
una amplitud enorme de posibilidades expresivas. El símbolo dominó el panorama creativo y lo más significativo fue su conversión en signo visual por el modo
en que los referentes adquirían la connotación de atributos cargados de significados. La selección y la síntesis tuvieron carácter de operaciones intelectuales
hacia una mayor conceptualización de la realidad como unidad de sentido.

Todos estos recursos son bien evidentes en las obras que integran esta muestra, pues aun cuando la figuración se advierta presente, son significativas estas
ganancias por la heterodoxia en el lenguaje artístico empleado y las libertades que inspiran el tropo visual.
Se trató de un momento, inusitado y sin precedentes, de mayor interconectividad que pudiera identificarse como la internacionalización del arte, surgida de
múltiples rupturas existenciales, de tiempos de cambio de sensibilidad y paradigmas, de crisis sucesivas, cuando se acortaban las distancias entre los territorios
y la intensidad del ir y venir abría un nuevo panorama a la dimensión comunicativa de las sociedades. Sin embargo, el arte no se contraponía a la realidad ni
se separaba de ella , simplemente se proponía crearla desde la cultura y la imaginación.

Se trataba de un debate al interior mismo de la propia modernidad europea bajo el influjo de las corrientes artísticas provenientes de los Estados Unidos,
que marcaron también sus influencias en las islas antillanas. La obra de arte se abrió a una mejor comprensión histórica del significado de lo abstracto, com-
prendido más como instrumental estético-artístico en el proceso constructivo de la obra, mientras que otras tendencias figurativas comenzaban a aparecer
en la esfera internacional, en los sesenta y setenta, como el pop art y la nueva figuración, que harían también su parte en esas aperturas del lenguaje artístico
a la contemporaneidad.

Al ampliar la capacidad artísticas de todos los medios del lenguaje plástico y sus posibilidades expresivas, el arte interceptó zonas del mundo espiritual del
creador que potenciaron aspectos desconocidos del hacer y del pensar las artes plásticas en el ámbito de una nueva cultura visual, como se revela en algunos
focos de atención de los artistas antillanos que se muestran, sobre todo a partir de la espiritualidad caribeña y ciertos recursos d la intertextualidad. El universo
de lo real abandonó su sentido de referencia y los artistas penetraron a zonas cada vez más introspectivas y aportaron todas las metáforas posibles al universo
de la creación para hacer entrar lo visible y lo invisible, lo real y lo figurado. Con fuerza se muestra esa síntesis en las obras gráficas de los artistas catalanes.

Un proceder común acerca estas obras distantes al punto de encuentro. Sus imaginarios viajeros traen consigo el acortamiento de las largas distancias entre
Cataluña y París o más larga aun para las que atravesaron el Atlántico desde las Antillas. La espontaneidad del trazo, el espesor de los pigmentos, el tiempo de
la obra como algo que vive en su interior, la propia autonomía de las imágenes, muestran campos de exploración para un estado de conciencia cultural en
el que la ductilidad del lenguaje de los signos no solo ha depurado el lenguaje artístico por sintético y expresivo, sino que provoca impactos perceptivos en
el espectador para revelar como lo real y lo imaginado desdibujan las fronteras de los territorios geográficos distantes para acercar los imaginarios artísticos
a un punto de encuentro en l´Intemporel.

Cojímar, 12 de julio de 2014
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